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Mientras los científicos están más y más fascinados por los sorprendentes beneficios del ayuno, aún otro nuevo estudio enfatiza la importancia de cuando comer, más que de lo que comemos.

El estudio publicado en Nature Proteomics, demuestra como el tiempo invertido en ayuno puede llegar a ser más beneficioso que una dieta común en cuanto a combatir el cáncer, la regulación de los lipidos y el metabolismo de la glucosa.

La investigación incluye un análisis de la biología circadiana, lo que es el estudio de nuestros ritmos circadianos, equipamiento biológico que nos sincroniza con los ciclos del día/noche del planeta y como respondemos ante ellos.

El estudio postula que una interrupción en la naturaleza de los ritmos circadianos, particularmente en el reloj hepático (hígado), puede llevar a tener cáncer y síndrome metabólico (un término utilizado para describir una variedad de desagradables problemas de salud provenientes de una mala alimentación, patrones de sueño disruptivos, y carencia de hábitos de ejercicio que puede incluir, pero no está limitado a diabetes y obesidad)

Los investigaciones encontraron en estudios con ratones que se pudo incrementar un grado de cáncer y enfermedades metabólicas en roedores cuando sus ritmos circadianos han sido interrumpido. Un ayuno de 14 horas empezando en el atardecer, se ha demostrado repetitivamente ‘resetear’ los ritmos, permitiéndoles apagar la desregularización del ‘reloj master’.

A pesar de que los roedores son criaturas nocturnas y realizan la mayoría de sus actividades en la noche, los autores imaginaron que el efecto de un lapso de 14 horas de ayuno después de la caída del sol hasta el amanecer puede tener un beneficio similar en humanos aunque seamos una especie diurna que descansa en la noche.

“…Nuestra hipótesis es que el ayuno intermitente por varios días consecutivos sin una restricción calórica en humanos inducirá proteoma anti carcinógeno (esto es como un perfil proteico de las células) y de las proteínas cruciales para el metabolismo de la glucosa y los lípidos” dice el estudio.

Nuevamente, debido a que las bases son el ayuno de roedores durante su periodo activo, los científicos pensaron que era lógico hacer un ensayo con participantes humanos al hacerlos ayunar durante sus horas activas, ya que no somos criaturas nocturnas.

14 individuos saludables de ambos géneros con una edad promedio de 32 años, pasaron 30 días en ayuno desde el amanecer hasta el atardecer, empezando su consumo alimenticio con un desayuno antes del amanecer y una cena antes del crepuscular.

En las mismas palabras de los científicos, “los descubrimientos fueron significativos, y su programa de 30 días resultó en un suero proteómico único con propiedades anticancerígenas y un factor activador de la regulación de las proteínas de glucosa y el metabolismo de los lípidos, la señalización de la insulina, los ritmos circadianos, la reparación del ADN, el remodelamiento de los citoesqueletos, el sistema inmunológico y la función cognitiva, dando como resultado un proteoma sérico que protege ante la obesidad, el cáncer, el síndrome metabólico, la inflamación, el Alzheimer’s, y varios desórdenes neuropsiquiátricos.”

File photo by Jean Fortunet, CC

Descubrimientos Significativos:

La alimentación de tiempo restringido no es una estrategia dietética nueva. El Dr. Sachin Panda, un experto en biología circadiana, ha estado estudiándola por años, y ha contribuido con casi toda la evidencia que muestra su efectividad.

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Normalmente, el trabajo de Panda, incluye un tanto de recolección de datos de los ciudadanos, pero también ayuno desde unas horas antes del atardecer hasta unas horas después del amanecer.

Contrapuesto a este abordaje, los investigadores han tomado una estrategia estilo Ramadan, y los descubrimientos son significativos. No sólo encontraron el perfil proteómico que esperaban, sino que lo encontraron en sus participantes que no tuvieron una pérdida significativa de peso ni hicieron otra alteración en su dieta.

Además, encontraron incrementos significativos en varios niveles de proteínas que normalmente están bajos en la presencia de diferentes tipos de cáncer. Por ejemplo, los niveles de LATS1 (en inglés) una kinasa supresora de tumores que ha demostrado suprimir la proliferación e invasión de varios tumores, con un incremento de 9 veces más para la semana 4 de este método alimenticio.

La LATS1 es tan sólo uno de los ejemplos, y varios genes y proteínas diferentes incrementaron o disminuyeron, resultando en efectos positivos para detener, eliminar o suprimir varios tipos de cáncer.

(Reimpreso de World At Large)

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– Traducido al español por Aletheia Jurado

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